viernes, 5 de febrero de 2010

De nostalgias y Relidades Jose Mena

De nostalgias y realidades
José A. Moreno Mena ( publicado en la Crónica de B.C en año 2009)
Hace varios días nos reunimos un grupo de participantes en el movimiento de la huelga en UABC de 1980-1981. La intención era reflexionar sobre las experiencias que dejó el movimiento, casi 30 años después.
Ya con la madurez reflejada en la piel y la nostalgia en los rostros, los ex activistas reflexionaron sobre varios temas que me parece importante compartir.
Sobre las motivaciones de los que nos encontramos presentes, fueron dos las que destacaron: para algunos, el anhelo de cambiar la sociedad injusta, transformar el estado autoritario y antidemocrático imperante en ese tiempo fue lo que los orilló a participar.
Para otros, defender una concepción de universidad que se estaba construyendo, donde la critica sistemática fuera un elemento dinamizador para generar el conocimiento científico, participativa donde los estudiantes, profesores y trabajadores tuvieran cabida en las decisiones importantes de la universidad, finalmente, que hubiera apertura a todas las clases sociales, especialmente al sector menos favorecido económicamente.
Sobre la experiencia del movimiento, casi todos coincidimos en que éste impactó de manera importante en nuestras vidas. Durante la huelga, afloraron los valores más hermosos del ser humano como la solidaridad, la fraternidad- el sentirse hermanados por un ideal común- la honestidad que privó durante los “boteos en la calle”, la equidad de género en las actividades, la democracia en la toma de decisiones, el amor a un movimiento que se consideraba justo. La mayoría concuerda en que estaba dispuesta a dar su vida por el movimiento.
Aunque se coincidió que el desenlace de la huelga de 1980-1981 había sido una derrota y un retroceso para la propia universidad, también se entendió que se había luchado contra una fuerza superior, extrauniversitaria conformada por el poder el estado federal y local, así como actores económicos y confesionales, que veían en los jóvenes idealistas, un germen de desestabilización social y un peligro para sus futuros intereses.
Finalmente, concluimos en que la huelga transformó a todos. Los valores aprendidos durante el movimiento, nos han acompañado a lo largo de nuestras vidas, nos han servido para continuar participando en la transformación de la vida social, económica y política del país.

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